Homosexualidad en la nueva era

El inicio del tercer milenio está demarcado por una nueva era que exige la inclusión de comunidades humanas, que por miles de años han sido denigradas por los grupos sociales dominantes. El ostracismo, el repudio y otros comportamientos antagónicos que la sociedad ha infligido a algunas comunidades, como la homosexual, han engendrado ciertos prejuicios en la colectividad que ameritan el esclarecimiento de sus paradigmas más importantes.

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Muchos han sido los estudios en diversas disciplinas que se han dedicado a la homosexualidad; gran parte de ellos, a finales del siglo pasado, llegaron a la conclusión de que no se trata de una enfermedad sino de una condición en la que el individuo cambia su identidad de género, reflejando un comportamiento típico del sexo opuesto y una atracción sexual hacia miembros de su mismo género.
Lo cierto es que existe todo un espectro de casos que determinan a los homosexuales por enfermedad y los homosexuales por condición, de manera que resulta prudente saber que este espectro se puede clasificar en la siguiente jerarquía:
A) Patológico.- los individuos con ”homosexualidad patológica” entran en la categoría de enfermos y puede ser de dos tipos:
a. Congénita.- quienes padecen de ”homosexualidad patológica congénita” nacen con un desequilibrio hormonal que se hace más evidente en la etapa de desarrollo, mostrando características fisiológicas del sexo opuesto; por ejemplo, en algunos hombres no les cambia la voz al desarrollarse, pueden presentar ausencia de vellosidad, crecimiento de los senos o formación de un cuerpo con curvas y rasgos faciales femeninos. En algunas mujeres se puede evidenciar esta enfermedad al tornarse la voz gruesa en su etapa de desarrollo, vellosidad pronunciada, rasgos faciales masculinos o crecimiento exagerado del clítoris.
b. Adquirida.- aquellos que padecen de ”homosexualidad patológica adquirida” pueden tener las mismas características del caso mencionado anteriormente, pero no nacen con la enfermedad sino que la desarrollan en su período de crecimiento por condiciones medioambientales, nutricionales, etc.
B) Psicológico.- las personas con ”homosexualidad psicológica” son aquellos que por condición cambiaron su identidad sexual. Al igual que en los casos patológicos, también se dividen en:
a. Congénita.- pertenecen a este grupo aquellos que, sin padecer algún problema fisiológico, desde niños se identificaron como homosexuales, aún sin tener ninguna clase de influencia social y/o mediática.
b. Adquirida.- los homosexuales ”por convicción propia” son aquellos que decidieron cambiar su identidad sexual por factores psicológicos, como la influencia social y/o mediática, hábitos en la masturbación, traumas psicológicos, senilidad, etc.

Etica homosexual

Desde hace miles de años, quizás no tanto en las mujeres como en los hombres, la homosexualidad ha sido discriminada en diversos contextos. Desde los tiempos prehistóricos fue vista por muchas culturas como símbolo de debilidad, sobre todo en las sociedades donde el machismo es el arquetipo dominante. Más cercano a nuestra era, el ignominioso postmodernismo que toma partido de cuanto defecto pueda encontrar en el comportamiento social, no iba a dejar pasar la oportunidad de denigrar y hasta burlarse de una comunidad que ha sido objeto de crítica por centurias. En toda clase de manifiesto artístico, de corte postmodernista, la homosexualidad ha figurado entre lo peyorativo y lo patético, pasando por el humor sarcástico, del cual el teatro y el cine le han sacado un oneroso provecho.
Las religiones han jugado un papel de imponente influencia en la sociedad por su rol ético y moral, y gran parte de ellas, al menos, las de mayor propagación a nivel mundial, han condenado determinantemente a la homosexualidad, generando un costo social altísimo de índole excluyente a esta comunidad que, incluso, les niega el derecho a la Fe y libertad de culto en comunidad que todo ser humano tiene.

Postura teolista acerca de la homosexualidad

Uno de los pilares en que se sustenta la doctrina teolista es el fundamento de que cada ser humano tiene una misión en la vida que cumplir y Dios, nuestro Padre y Señor, nos provee de las herramientas necesarias para su cumplimiento. Estas herramientas no son más que nuestras características personales, y la homosexualidad es una de las características que el Altísimo le ha asignado a muchos de sus hijos, desde su nacimiento o a partir de determinada etapa de su vida, que lo pondrá en condiciones de desempeñarse para lo que vinieron a este mundo. A muchos les parecerá extraño, sobre todo a los que estamos plenamente identificados como heterosexuales o, lamentablemente, aquellos que sufren de cierto grado de homofobia, que si implícitamente la homosexualidad es una negación a la identidad sexual que por naturaleza está definida por nuestro género, cómo entonces puede ser una propiedad otorgada por Dios. Es porque su interacción con el resto de la sociedad causará repercusiones en ésta, que están pautadas dentro del plan divino del Creador, cumpliéndose de esta forma el principio fundamental del holismo en el que todos formamos parte de una relación que nos integra como un todo.