Si no está en la Feria no existe

in #spanish7 years ago

IMG_1795.JPGRoberto Rivas Suárez
Entré en la Feria Modelo porque me dijeron que allí conseguiría todo lo que buscaba. Pensé que estaban exagerando y llegué con la certeza de que no todo estaría allí. A veces es grato equivocarse.
Me paseé por los pasillos y cada tienda, cada mesón y cada letrero me confirmaba que allí había de todo. Todo lo que buscaba y lo que nunca imaginé conseguir; Me tropecé con espinacas tan verdes que parecen retocadas con pintura, plátanos tan amarillos que parecen de oro y frutillas tan rojas que bien podrían ser las pinceladas del mismísimo Agustín Abarca.
Los colores de los pasillos son impresionantes: las frutas, verduras y hortalizas tienen unos tonos que maravillan hasta a un daltónico. Pero no sólo los alimentos te impresionan: Todos los estilos de ropa, los juguetes y los libros vienen con el arco iris bajo el brazo. Y si eso no fuera suficiente, el señor que vende los libros viejos y las revistas antiguas vende todos los tonos de matices de sepia y colores envejecidos: desde las páginas marrones de los libros viejos hasta las fotografías amarillentas de principios de siglo pasado.
¡Los aromas también son una fiesta! El pescado -que en otros mercados tiene un hedor que espanta hasta al vecino- aquí es tan fresco que te recuerda a Tom Hanks en El Náufrago. Los olores dulces en La Vieja Maestranza son capaces de hacerte agua la boca aun estando a un pasillo de distancia. Y ni decir si es la hora de colación o de tomar once.
Lo mejor es que en mi egoísmo, y a pesar de que la feria estaba llena, yo era el único que sabía apreciar esos tesoros perdidos a simple vista. Todos los demás –vendedores y clientes- están tan acostumbrados a los olores y colores que ya no los disfrutan, así que eran sólo para mí.
Y al ver que sonreía sólo, todos los vendedores me devolvían el gesto. Desde las sonrisas más pequeñas por extrañeza, pasando por sonrisas de medio labio de complicidad hasta llegar a grandes risas de alegría (sin saber por qué), pero todos los vendedores sonreían.
Así que me fui contento. Ciertamente conseguí todos los colores, percibí todos los aromas y disfruté de todas los tipos de sonrisas que hay. Es que si no están en la feria, no existen.
Fotos Tomadas por mi.
P16 Cronicas Ovallinas Feria (2).JPG

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Tengo por costumbre visitar los mercados de cada, ciudad o pueblo que visito, he considerado que cuando vas a ellos conoces la esencia del la gente y sus costumbre, busco cosas que no haya comido o experimentado. Excelente post amigo @robertorrivas, gracias por compartir.