Mi apoyo incondicional.

La vida está llena de caminos hermosos, de viajes llenos de tropiezos y momentos difíciles. No estamos solos, todos tenemos al menos a una persona que es incondicional en nuestras vidas, está en nuestros mejores momentos; sin embargo, también es una presencia fija cuando nuestras vidas atraviesan una tormenta.

En mi caso, mi persona incondicional de siempre y para siempre es mi madre, mi pilar y mi roca. Aunque se enoje conmigo o yo con ella, en todo momento está ahí para mí. En mi familia, las mujeres son guerreras, trabajadoras, luchadoras incansables y madres amorosas. Soy la hija menor de nueve hermanos, mi hermano menor y una de mis hermanas mayores maternas siempre están para mí, aun cuando lo necesito.

Hace aproximadamente diez años, mi padre nos dejó en la calle a mi mamá, hermano menor y a mí. Yo solo tenía 19 y mi hermanito 16. Si no fuera por nuestra familia, mi abuela que nos recibió en su casa, mi tía y sus hijas que nos ayudaron con nuestras cosas, y una de mis hermanas que nos ayudó y sigue ayudando, realmente no sé qué hubiera sido de nosotros. Es una situación, un sentimiento que no le deseo a nadie. Fue realmente duro, pero con la ayuda y el apoyo de la familia logramos salir adelante. También está el mayor de mis hermanos, aunque no tengo mucho contacto con él, siempre me dice que lo puedo llamar cuando lo necesite, que no me va a decir que no.

Es en los momentos más difíciles donde sabemos con quién podemos contar y con quién no. Gracias a Dios puedo decir con seguridad que si necesito ayuda con algo, sé que puedo contar con mi familia, que aunque no tengan cómo, buscarán la forma de ayudar. Siempre lo hacen y por eso estaré agradecida por siempre.