Rigor mortis...

Camino por las calles de esta ciudad sin sentimientos esperando toparme con la poesía en alguno de sus rincones, en cambio, sólo recibo miradas indiferentes.

Todos caminan rápido, nadie se detiene, sólo la vanidad los mueve. Todo con tal de no pensar en nada

Van a cualquier tienda y compran Coca Cola mientras se lamentan por la muerte del quinto Jackson o por la pérdida de glamour de algún actor de la farándula.

Todas parecen zombies, caminan sin pisar el suelo, evitan cualquier comentario que no sea de rasgos instantáneos

En casa, las mujeres se sienten acomplejadas por su peso mientras compran en la tele un remedio mágico para disimular las arrugas, la celulitis o el exceso de culo.

Así de simple es el mundo moderno, alejado del fondo, flotando en la forma y la inmediatez. Nadie confía en nadie, nadie quiere a nadie, nadie con nadie, la piel es falsa y las convicciones también.

Pero hoy cuando viajo en metro o cuando me muevo por una calle atestada de gente miro esos ojos.... Los siento perdidos buscando el camino de vuelta

Mientras un evangélico irrumpe en escena y todos le miran como si estuviera loco y un cantante intenta romper los muros inmóviles de la indiferencia.

Nadie se mueve... Todo está rígido... Rigor mortis...