Joaquín y Gaspar tenían un gran negocio engañando a las personas con el truco de una bola de cristal, la promocionaban durante toda la semana por todos esos pueblos olvidados de la provincia, y el fin de semana, en una plaza pública, atendían una a una a la gente que se agolpaba para saber su futuro, averiguar el paradero de algún familiar desaparecido, encontrar la cura de alguna enfermedad para la cual de los médicos no encontraban remedio y, en algunos casos, bajar el espíritu de algún familiar fallecido.

Para lograr su objetivo ellos tenían a Amalio, un tercer personaje, quien se aposentaba en el pueblo muchos meses antes haciéndose pasar por mercachifle, con la solapada intención de buscar toda la información posible de las personas del pueblo.

Hoy es domingo, el día ha sido maravilloso para Joaquín y Gaspar, bajaron cinco espíritus, en la bola mágica apareció el rostro del marido desaparecido de la dueña de la pensión, el cual se encontraba preso en un pueblo cercano, curaron a 10 niños con ataques de lombriz, y a un hombre le curaron un dolor de muelas que tenía días que no se le quitaba.

Ya estaban a punto de irse cuando una mujer tocó a la puerta de la carpa; se trataba de una mujer con un niño en silla de ruedas, ella decía que tenía mucho dinero, y que si hacían que su hijo caminara, les daría muchas monedas de oro.

Ellos le dijeron que esperara un momento afuera, ya que no estaban seguros de si la bola mágica podía seguir trabajando.

Amalio salió de su escondite sorprendido, y les dijo que a esa no le había pagado él, como a los otros casos de los milagros, que mejor le dijeran que pasara otro día, o algo así.

Pero Joaquín era malo y avaro, entonces decidió atenderla.

El plan era decirle que el niño caminaría el día siguiente al mediodía, ya cuando ellos estuvieran muy lejos con su carreta.

Y así lo hicieron, dijeron algunas oraciones en voz alta, friccionaron en las piernas al niño con un ungüento mágico, le dieron a tomar un jarabe amargo, y le aseguraron a la mujer que al siguiente día al mediodía su hijo caminaría.

La mujer, entre agradecimientos y lágrimas, les entregó una bolsa con monedas de oro.

Todo marchaba de maravilla para nuestros estafadores de la bola mágica, pero a las pocas horas de haber salido del pueblo, una rueda de la carreta donde viajaban se rompió, y corrían entonces peligro de no poder repararla a tiempo, así la gente del pueblo podría alcanzarlos y hasta lincharlos. Joaquín, Gaspar y Amalio entraron en pánico, el sol comenzaba a salir; mientras más se apuraban, más se enredaban acomodando la rueda; el tiempo pasaba y a lo lejos se veía la polvareda de los jinetes del pueblo que venían tras ellos:

-Alto -gritó una voz.

Ellos se quedaron mudos del pánico, y cerraron los ojos esperando los disparos mortales, pasaron los segundos y no hubo disparos, abrieron los ojos lentamente, y frente a ellos, con los brazos abiertos, estaba la mujer con el niño de pie, totalmente curado.

Fin

_{Image from the contest post}

I see

A large crystal ball held by two hands.

I feel

Doubts about the power these objects have to predict the future and heal sick people.

Story: Unexpected Miracle