Que el cielo se acostumbre a tu grandeza, amigo @lecumberre

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Ayer me enteré de que había fallecido el amigo Landis Lecumberre, @lecumberre para todos quienes lo observamos transitar por esta plataforma. No se trataba, sin embargo, de una noticia reciente, el lamentable hecho ocurrió el pasado 18 de agosto; un avanzado cáncer logró enmudecer esa prolífica musa que inundó con sus poemas el blog que construyó para escribir en esta comunidad, sobre todo; en muy contadas ocasiones lo vimos publicar en otro sitio, aun sabiendo que sus creaciones serían bien recibidas en cualquier parte.

Conocí a Lecumberre en estos predios virtuales. Recuerdo que cuando descubrí su poesía le hice una extensa alabanza en la que comenté, entre otras cosas, que me parecía extraño, pero me agradaba en extremo, encontrar en la intensa parafernalia de este universo a un excelente cultor de la rima consonante; pero a él solo le llamó la atención de esa larga observación, debido a que era proverbial su humildad, la frase "cultor de la rima". Me parecen acertadas esas palabras, señaló, así deberíamos nombrar a todo el que practique este arte.

Alguna vez le dije que quería conocerlo personalmente porque yo tenía la impresión de que él hablaba en versos, que no sabía expresarse de la forma normal en que todos lo hacemos porque en sus publicaciones era extraño conseguir un texto en prosa. Conocía a cabalidad todas las expresiones de la poesía castellana tradicional, esa que se vierte en moldes estróficos, con versos de la misma medida y rima consonante; la poesía que, según las palabras de Miguel Otero Silva, es la preferida por la gente del pueblo, que la compone, la canta y la incorpora a sus más arraigadas costumbres.

Basta echarle una ojeada a su blog para encontrarnos con sonetos, décimas, coplas, quintillas, sextinas, redondillas, pareado, tercetos y todas las formas en que se puede adecuar el verso en español. Para @lecumberre no parecía existir en este mundo nada antipoético, cualquier tema, cualquier motivo, por más prosaico que a los demás nos pareciese, cuando pasaba por el mágico tamiz de su inspiración se impregnaba con el encanto de sus palabras, se llenaba de significados y tonalidades agradables.

Un día este versátil y prolífico poeta dejó de publicar en Steemit y nos quedamos sin sus versos. Nunca supe la razón por la cual se había marchado, aunque ahora intuyo que debió ser porque ya se sentía enfermo; pero siempre pensé que, en cualquier momento, aparecería de nuevo para deleitarnos con sus creaciones. Sin embargo, hoy comprendemos, con pesar, que eso no ocurrirá y que nos queda ese legado inmenso que es el poemario de su blog.

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Por aquí les dejaré un poema de Landis Lecumberre, que extraje de sus publicaciones, en el que se refiere precisamente a las sinrazones de la muerte.

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La muerte es una injusticia

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Si tú te pones a ver
entre el bien y la malicia,
en todo su acontecer
la muerte es una injusticia.

Muere gente de valía
y los malos siguen vivos,
y de vivir cada día
se multiplican motivos.

El de infame sentimiento
vive quieto y saludable,
pero el pobre en descontento
tiene estado deplorable.

Mueren tantos inocentes
en desbalanceado mundo,
y las penas permanentes
producen dolor profundo.

Muere gente de valor
y malos hay en ascenso
que nada sienten de amor
y al mundo lo ponen tenso.

La muerte a todos sucede
-esa es una realidad-
pero es que también se puede
vivir en comunidad.

A veces se marcha un bueno
y el malo con mucha euforia
vive regando veneno
y así conforma su historia.

Se aplica la resiliencia,
pero observo la malicia
porque sé que en la existencia
la muerte es una injusticia.
Fuente

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Y este es un soneto que le dediqué a este amigo en diciembre de 2021, con motivo de un desafío en el que se exigía hacerle un regalo a un usuario de esta plataforma a quien le guardásemos admiración.

Un soneto para @lecumberre

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Cultor tenaz del verso y de la rima
recibe en versos la dedicatoria,
que marchará contigo hacia la cima:
santuario ilustre de tu trayectoria.

El amor de un pueblo que hoy te anima
celebra henchido de pasión y gloria
tu canción del amor que se aproxima
a estampar tu nombre en nuestra historia.

Continúa con ese poemario
que brota del sublime relicario
sembrado en el arpegio de tu pecho;

sigue escribiendo lo que siempre escribes:
tus páginas de luz en donde exhibes
el encanto de un cielo satisfecho.

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